Milcíades II, el joven, figura clave de la resistencia griega contra los persas. Supo ver la situación real de los acontecimientos, detectó prematuramente el peligro que para Grecia suponía Persia y lo combatió sin cuartel hasta su muerte, inculcó a su hijo Cimón estos ideales, gracias a ellos Cimón se convirtió posiblemente en el mejor general ateniense de la historia.
Era de una rancia familia aristócrata ateniense, los Filaidas, su familia, al igual que casi todas las familias aristocráticas fue perseguida por los tiranos atenienses, paradójicamente Hipias promovió a Milcíades, por razones políticas evidentemente y porque quizá vio un gran potencial en este joven.
En 516 fue enviado por Hipias al Quersoneso tracio para hacerse cargo del señorío de su difunto hermano Esteságoras, el señorío del Quersoneso tracio era fundamental para Atenas ya que aseguraba la ruta atreves del mar de Mármara del grano procedente del Ponto, vital para la subsistencia de Atenas, las fuentes de suministro de grano de la ciudad en un principio provenían de Ponto, la Jonia y Egipto pero la caída de estas dos últimas en poder persa y el favorecimiento de estos a los Fenicios hizo que el grano de Ponto fuera esencial y por eso el tío de Milcíades, Milcíades I el viejo guiará una expedición al Quersoneso con el apoyo de Pisístrato, padre de Hipias y se hará con el control de la zona, a su muerte le sucedió su sobrino y ahora, Milcíades sucede a su hermano.
Hipias repite así la jugada de su padre, manda a Milcíades a Tracia, asegura la ruta del grano y el comercio de Atenas con el mar negro y evita un posible rival.
Nada más llegar al Quersoneso, en 516, Milcíades reunió un cuerpo mercenario de 500 tracios en secreto y durante el luto de su hermano, detuvo a los nobles de la región que fueron a darle el pésame y luego se casó con Hegesipila, hija del jefe tracio Oloro con lo que eliminó a la posible oposición y se hizo con el control de la región.
Dos años después en 514, Hiparco, Co-tirano de Atenas junto a su hermano Hipias, muere asesinado. Ahora Hipias, quien siempre gobernó solo, es el único tirano de Atenas y este atentado lo volvió más paranoico y represor aumentando así el número de enemigos contra la tiranía ateniense.
Al año siguiente, en 513, Clístenes de los Alcmeónidas, regresa del exilio y encabeza una expedición de aristócratas contra Hipias, Milcíades, como jefe de los Filaidas debió no solo estar al corriente de estos planes, sino que tuvo que apoyarlos, pero fueron derrotados por los mercenarios de Hipias, además la amenaza persa se materializó ese mismo año, Darío, el rey de reyes, tras una exitosa campaña en la India y reprimir una rebelión en Babilonia, fijó sus ambiciones en Europa y se personó a la cabeza de su ejército en una expedición contra los escitas europeos. La táctica persa consistía en enviar poco antes de la expedición una serie de embajadores pidiendo la sumisión de los países por donde estaba previsto el paso del ejército, estos embajadores debieron pedir el agua y la tierra a Milcíades y este se sometió astutamente al poder persa esperando la oportunidad que sin duda llegaría para revelarse.
Cuando Darío se internó en el sur de Ucrania, Milcíades y sus tropas formaban parte del contingente griego reclutado por los persas entre sus estados tributarios, la misión de este contingente era custodiar el puente de barcazas utilizado por la expedición persa para cruzar el Danubio.
Y se presentó una oportunidad de rebelión, al acercarse el invierno, una delegación escita invitó a los griegos a deshacer el puente y abandonar a Darío a su suerte, Darío quedaría aislado al otro lado del Danubio donde el frío invierno y los ataques escitas darían cuenta de este y de su cuerpo expedicionario. Milcíades aprovechó la ocasión para publicitar ese estupendo plan y por un momento pareció que la sublevación era posible, pero Histieo recordó a todos los griegos que debían sus señoríos a los persas y que sin ellos surgirían rivales en sus respectivas ciudades que les podrían arrebatar el poder, sólo Darío garantizaba sus dominios, así que decidieron mantenerse fieles al imperio. Milcíades debió de comprender que mientras el poder en los estados griegos vasallos estuviera en manos de tiranos, una sublevación contra el imperio era imposible.
Los vasallos griegos urdieron un engaño contra los escitas, les prometieron ayuda y desobediencia a Darío y comenzaron a retirar las barcazas de la orilla escita del Danubio, pero cuando el desmontaje estaba a medias lo dejaron, cuando poco después llegó Darío con su ejército cansado de perseguir fantasmas en Ucrania, sólo tuvieron que poner las barcazas retiradas y los persas pudieron regresar sanos y salvo a Sardes.
Los escitas, eufóricos por la derrota de Dario y como venganza por la traición de los griegos invadieron los recién conquistados dominios persas en el lado europeo, Milcíades tuvo que huir del Quersoneso, pero
una vez estos se retiraron a sus llanuras, volvió a tomar el control del señorío patrocinado por los persas.
Así pues tras la fracasada invasión persa y la retirada escita,
Histieo fue recompensado por su acción con un señorío en Tracia y Milcíades quedó como tirano persa del Quersoneso.
Seguro que mientras Megabazo consolidaba las posesiones persas en la zona, sobre 512, Milcíades estaba estudiando como librarse del yugo persa y está claro que la experiencia del Danubio fue fundamental, había que sustituir a los tiranos de las ciudades vasallas griegas, para así fomentar la rebelión, pero sustituir por quién o porqué.
En 511 Megabazo terminó su campaña europea y conspiró para que a Histieo lo nombraran consejero de Darío en Susa. Histieo dejó de Tirano de Mileto a su yerno Aristágoras.
Clístenes había aprendido la lección de 513, sabía que los aristócratas atenienses por si solos no podrían derrocar la tiranía por lo que buscó la complicidad de Cleómenes de Esparta, seguramente prometiéndole un estado ateniense gobernado por una aristocracia Filo espartana, estos idearon un plan para involucrar a Esparta en los asuntos atenienses y sobornaron a la Pitia del oráculo de Apolo para inducir al beato pueblo espartano a tal fin. en 510 Cleómenes al mando del ejército espartano derrota a los mercenarios de Hipias y derroca la tiranía en Atenas
Rápidamente surgieron rivalidades entre la aristocracia, por un lado estaba los que proponían la vuelta al sistema de gobierno tradicional anterior a los tiranos y a Solón, en el que la aristocracia gobernaba la ciudad, esta corriente se aglutinó en torno a Iságoras y fue apoyada por Cleómenes de Esparta, por otro estaba Clístenes que recogía la tradición de Solón y de la Tiranía de apoyarse en el pueblo, no sólo eso, sino que pretendía darle el poder a este a través de la asamblea. ¿Qué opción apoyaría Milcíades?, él era un aristócrata y también era un tirano, pero debió ser consciente de que la vuelta atrás era imposible, el pueblo ateniense había sido mimado por Solón y los pisistrátidas y ahora quería el poder, no permitiría la vuelta de una oligarquía. Además, la democracia le interesaba, si esta triunfaba, rápidamente aparecerían partidos democráticos en todas las ciudades griegas, partidos que en las ciudades vasallas, se opondrían a los tiranos pro persa, por lo cual apoyarían una rebelión contra sus tiranos o sea contra los persas, los partidos democráticos se identificarían con la independencia, Milcíades era plenamente consciente de ello y de la oportunidad que representaba por lo que no sería de extrañar que apoyara a Clístenes.
Clístenes no cumplió sus compromisos ni con Cleómenes ni con los aristócratas que le habían apoyado e instauro la democracia en Atenas
Ahora Milcíades tenía una alternativa a las tiranías pro persa en las ciudades vasallas, el partido democrático se formó rápidamente en todas las ciudades griegas y la idea de independencia y democracia caló tanto como tiranía y sumisión al persa.
Pero Cleómenes volvió a Atenas con un reducido ejército en 507 y Clístenes tuvo que huir, Iságoras y Cleómenes comenzaron las purgas. El pueblo ateniense de forma espontanea reaccionó, se produjo una revuelta y sitiaron en la acrópolis a Iságoras y Cleómenes, la demos quería el poder y no volvería a la oligarquía, 3 días después capitularon y volvieron a Esparta, Clístenes regreso victorioso, la democracia había triunfado.
Hipias encontró refugio y amparo en el imperio y ese mismo año 507, Cleómenes e Iságoras comenzaron a reunir una liga de ciudades para abortar el riesgo de la democracia. En esta situación los atenienses enviaron unos embajadores a Sardes para solicitar la protección del gran rey, Artafernes aceptó proteger a Atenas a cambio la sumisión de esta al imperio y la instauración de un tirano pro persa, Hipias, los embajadores, pensando en evitar la segura destrucción a manos de Esparta aceptaron.
Milcíades debía de ser ya un consumado maestro de los juegos de inteligencia y debió estar al corriente de la visita, si bien Milcíades pudo apoyar a Clístenes en su proyecto democrático no compartía con este su amistad hacia Persia, él veía con claridad el peligro que poco a poco se extendía sobre Grecia y quizá el único griego que percibiera la situación tal como él fuera Cleómenes de Esparta. Seguro que sus partidarios en Atenas caldearon el ambiente para que el tratado con Persia fuera rechazado, los negociadores y sus familias fueron linchados, Atenas se las vería sola contra los aliados griegos.
En 506 se ejecutó el plan de Cleómenes, el plan de Cleómenes era demoledor, por el oeste un ejército combinado de Esparta comandado por sus dos reyes, Demarato y el propio Cleómenes junto a tropas de ciudades del Peloponeso, incluida Corintio irrumpiría en el Ática, un ejército tebano haría lo propio por el norte, mientras que por el este y un ejército de Calcis en Eubea desembarcaría en el Ática, una triple tenaza sobre la cuna de la democracia.
Una vez arruinada la alianza con Persia, Milcíades debió estar interesado en que la democracia se salvara. El hecho es que Atenas decidió afrontar lo peor del triple ataque en primer lugar, lucharía primero con los Espartanos y sus aliados peloponesios y aquí sucedió un hecho curioso, el ejército combinado del Peloponeso dio media vuelta y se marchó, cuando llegaron los atenienses no había nadie, así pues pusieron rumbo norte y destrozaron el ejército tebano, era la primera batalla librada por un ejército de una democracia y el balance no pudo ser más positivo. Luego embarcaron rumbo a Eubea y Calcis capitulo sin luchar, Atenas se había salvado.
¿Qué pudo originar la marcha del ejército del Peloponeso?, las divisiones internas entre los dos reyes espartanos por un lado y las divisiones entre los aliados por otro, divisiones alimentadas por los sobornos de Clístenes, otro maestro de la inteligencia. ¿Estaría Milcíades al corriente?
En 500 Aristágoras recibe la petición de los aristócratas de Naxos de ayuda para restaurarlos al poder tomado por los demócratas, la democracia se extiende por la Hélade y Milcíades observa detenidamente esperando la ocasión.
Aristágoras convence a Artafernes para anexionar Naxos al imperio pero la expedición fracasa, Aristágoras, sabiéndose destituido se pasa al bando democrático, abole la tiranía de Mileto, detiene a los tiranos de las otras ciudades jónicas que estaban con la flota que regresa de Naxos apoderándose de esta, entrega el poder de estas ciudades a sus respectivos partidos democráticos y se convierte en el líder de la rebelión.
En este contexto Milcíades se anexionó en torno al 499 a.C. las islas de Lemnos e Imbros, tomadas por Otanes en 512 a. C. para el imperio. La esperada rebelión está en marcha y él no duda en unirse.
Aristágoras recorre la Grecia europea en busca de apoyos y en 498 a.C. se reúne un ejército aliado en Éfeso formado por las ciudades jonias, Atenas y Eretria, para mí está claro que Milcíades debió formar parte de esa expedición, el ejército aliado toma e incendia Sardes y se retira a la costa donde es derrotado por los persas en Éfeso, Atenas despierta de esa forma a la realidad y abandona de revuelta.
Milcíades, para forzar el regreso de Atenas a la guerra y para asegurar su posición en Atenas pobló las islas de Lemnos e Imbros con atenienses entre 496 y 493
Tras la batalla de Éfeso, la rebelión se extendió por Chipre y por Caria, la estrategia griega era simple, aguantar en las ciudades las acometidas persas, ellos, dueños del mar, podrían abastecerlas por este medio, de hecho, Mileto fue sitiada y así permanecía bloqueada por tierra y libre por mar. Milcíades debió contribuir a la flota aliada con sus trirremes.
Pero la maquinaria de guerra persa ya estaba en marcha, las ciudades jonias, carias y chipriotas, una a una iban cayendo en manos del imperio, además se estaba reuniendo una imponente flota en Fenicia, pronto el dominio del mar seria persa y la rebelión perdería toda esperanza.
Ante este panorama, en 497 Aristágoras abandonó Mileto y se marchó a Tracia donde murió poco después, Histieo no consiguió hacerse con el liderazgo de la revuelta y Milcíades era un tirano que había luchado con los persas y junto a Histieo por lo cual la desaparición de Aristágoras supuso el fin de un mando único en la revuelta.
Para Artafernes los cabecillas de la revuelta eran tres, los milesios Aristágoras e Histieo y el ateniense Milcíades, neutralizarlos era fundamental para ellos, pero mientras los rebeldes tuvieran el control del mar no se podría realizar.
La huida y posterior muerte de Aristágoras debió de ser un alivio para Artafernes, los rebeldes sin un líder claro eran presas fáciles de sobornos y el avance persa parecía imparable.
Y ocurrió lo que tenía que ocurrir, en 494 a. C. una flota persa de unas 600 naves derrotó a la flota jonia frente a la isla de Lade esta derrota supuso la muerte de cualquier esperanza de los rebeldes.
Artafernes, dueño absoluto de la situación por tierra y por mar creó un grupo especial encargado exclusivamente de capturar a Milcíades, este tuvo noticias de la existencia de ese grupo pues cuando en 493, se enteró de que los fenicios estaban en Tenedos no dudo ni por un momento de que él era el objetivo y embarcó todo lo que pudo en su flota, 5 trirremes, y puso rumbo a Atenas. Pero el grupo especial esperaba este movimiento y lo emboscaron en el golfo de Melas, al norte del Quersoneso, Milcíades y cuatro de sus naves consiguieron huir, perdió una nave capitaneada por su hijo mayor Metioco quien fue capturado por los persas.
Milcíades consiguió refugiarse en Imbros, aquella isla que el mismo conquistó en 499 y que pobló con atenienses en 496, y de ahí viajo sano y salvo a Atenas
Milcíades tuvo que hacer frente ese mismo año a un proceso por su tiranía en el Quersoneso, pero gracias al apoyo de Temístocles fue absuelto y poco después fue elegido jefe militar de su tribu.
En 492 a. C. un ejército persa junto a una flota de apoyo comandada por Mardonio sometió todos los territorios del oeste de la tracia persa, incluida Macedonia a la corona aqueménida, pero el éxito de la expedición se vio empañado por el naufragio de la flota frente al promontorio de Athos. Los territorios al norte de Grecia, desde Macedonia hasta Bizancio ahora eran persas.
En 491 se enviaron embajadores al sur, a Grecia para pedir la sumisión de las ciudades griegas al rey de reyes, en Atenas estos fueron juzgados y ejecutados a iniciativa de Milcíades, otra nueva ofensa ateniense a los persas.
En 490 a. C. una fuerza expedicionaria persa al mando de Datis, veterano de la revuelta jónica, de unos 30.000 hombres embarcó en la flota y sometió las islas del Egeo, Naxos incluida, luego tomó la pequeña Eretria, co-autora del incendio de Sardes junto a Atenas y los rebeldes jónicos, su población fue esclavizada y enviada a Susa. Ahora le tocaba el turno a Atenas. Datis, guiado por Hipias, el anciano y depuesto tirano de Atenas, ancló su flota en Maratón y comenzó a desembarcar su ejército.
Para los griegos en general y para los atenienses en particular fue una sorpresa. Sabían de los preparativos de Darío, conocían la presencia de la flota en el Egeo pero no esperaba que tomara rumbo hacia Grecia, las flotas persas eran ya habituales en el Egeo y siempre ponían rumbo norte, el peligro persa era algo que estaba ahí pero no tomaron ninguna medida, medidas que si tomarían en el futuro, lo que si es seguro es que Esparta y Atenas tenían una alianza, pues una vez que los persas estaban desembarcando en Maratón se mandó un emisario a Esparta para que socorriera a Atenas, pienso que Esparta, ahora al mando del hermanastro de Cleómenes, el afamado Leónidas, el de las Termopilas, nunca quiso acudir a luchar y morir por los atenienses a Maratón, los espartanos se sentían engañados por los atenienses ya que con promesas de instalar un régimen filo-espartano en Atenas los Alcmeónidas habían conseguido que Cleómenes derrocara a Hipias, tirano amigo de Esparta pero no sumiso a esta y luego instauraron la democracia, la Atenas democrática se convirtió en un problema para sus vecinos pues su ejemplo se extendió rápidamente, las ciudades griegas querían estados democráticos y no dictaduras personales, su política exterior se volvió más expansionista que bajo la tiranía, sus ejércitos luchaban con más ahínco pues el hoplita ateniense sabía que ahora luchaba por él mismo y no por un tirano, por lo que Cleómenes trato en dos ocasiones de derrocar el régimen democrático ateniense e instaurar una tiranía filo-espartana, para mí es seguro que Leónidas pensó en la posibilidad que fuera Persia quien le hiciera el trabajo, que los persas eliminaran la molesta democracia ateniense, que estos restituyeran a una saqueada y esquilmada Atenas a su antiguo tirano, el problema ateniense abría desaparecido para siempre, ahora sería un estado de segunda fila dependiente de Sardes y Esparta mantendría su hegemonía sobre la Helade.
Pero había que dejar claro a los persas que no podían ir más allá del Ática. Un ejército espartano por la zona dejaría clara sus intenciones, si los persas se medían con los atenienses y tomaban Atenas, sería a un gran precio y la perspectiva de librar una nueva batalla, no con los atenienses, sino con el mejor ejercito hoplita de la historia, no sería muy halagüeña para los persas, y más si está era poco después de su victoria, no podía fallar esta estrategia, además existía la posibilidad de que los democráticos atenienses ganaran la batalla, eran sus aliados y había que estar por allí para justificar la alianza por si los persas volvían en el futuro, que era lo más seguro que pasase si perdían la batalla, había que mantener a los aliados cerca, por lo tanto, los espartanos decidieron llegar tarde a la batalla, dejarse ver muy bien durante su marcha al Ática para que los espías persas pudieran informar a sus estrategas y estos dispusieran de tiempo para plantarles batalla a los atenienses, tanto si ganaban como si perdían Esparta saldría reforzada, o eso debió de ser lo que pensó Leónidas.
Maratón era el lugar idóneo para los persas, una bahía en forma de media luna donde varar la flota, con el monte Pentélico frente y paralelo a la costa, con una llanura ideal para la caballería persa y dos salidas de la zona bordeando el monte por el sur, a Datis le debió de parecer que las aportaciones de Hipias a la expedición eran esenciales
Pero tanto Hipias, Datis, como Leónidas no contaban con un factor decisivo, no contaban con los atenienses, hombres como Temístocles, Arístides, Jantipo o el propio Milcíades, todos enfrentados entre si políticamente, pero todos con una visión de los hechos clara, sabían que el mejor hombre para enfrentarse a los persas era Milcíades, y, apartaron sus diferencias políticas para apoyar a este. Calímaco, el arconte polemarca elegido ese año no dudo en guiarse por estos pensamientos y siguió al pie de la letra los dictados de Milcíades, total si perdían, sería culpa únicamente de Milcíades, además poco importaría pues o bien estarían muertos, prisioneros de un enemigo sin piedad o en el exilio, pero si ganaban, se podrían atribuir parte de la victoria y ya tendrían tiempo de buscar alguna excusa para eliminar a Milcíades.
La presencia persa en Maratón era visible desde Atenas, pronto corrió el pánico por la ciudad, y como es normal la asamblea decidió el plan de batalla, había un grupo que defendía la opción de resistir tras las murallas hasta que los espartanos los socorriesen, sacar el ejército hoplita de la ciudad era arriesgado pues la línea de la falange griega era tan fuerte como el más débil de sus miembros, si salían de la ciudad al encuentro de los persas y un sólo hombre, sólo uno de los 10.000 hoplitas de los que disponía Atenas, era presa del pánico, huiría rompiendo la línea extendiendo el miedo a su paso, en minutos todo el ejército podría huir siendo victimas fáciles de la caballería persa. Pero Milcíades tenía otro parecer, Eretria cayó por el concurso de dos traidores, ¿cuántos había en Atenas? además sabía que si el sitio se alargaba, los traidores y los filo persas tendrían más oportunidades de imponer su criterio y rendir la ciudad al enemigo, había que evitar el sitio, es más, ¿por qué no sitiar ellos a los invasores?, sólo dos caminos salían de Maratón, si los tomaban, embotellarían al ejército persa y coartarían la movilidad de su caballería, además impedirían entregarle a esta las llanuras del Ática, estas razones fueron expuestas y todos apoyaron el plan de Milcíades, el ejército ateniense marchó al encuentro del invasor.
Paralelamente se despacharon emisarios a las ciudades vecinas, el célebre Filípides fue enviado a Esparta y la pequeña Platea envió sus 800 hoplitas a Maratón.
Para sorpresa de los atenienses, los persas, convencidos de que los griegos se esconderían tras las murallas de Atenas y que como sucedió en Eretria, al final un traidor les entregaría la ciudad, no habían asegurado los pasos que salían de Maratón, estos fueron ocupados por los atenienses ante unos persas estupefactos.
La situación había cambiado, ahora los persas estaban encerrados en su cabeza de puente y no hacían nada por romper el cerco ateniense, estos debían aguantar una semana más y se les uniría el ejército espartano. La victoria era posible
Pero Datis rápidamente adaptó los planes, es cierto que el despliegue ateniense debió sorprenderle, pero debía saber que era cosa de Milcíades y si bien no esperaba ese movimiento, sabía que algo tramaba, además, la situación había mejorado considerablemente para ellos, ya no sería necesario un sitio a Atenas. Una ciudad sin ejercito presa de los rumores era una víctima propicia para los agentes persas, sólo tenía que darles tiempo para hacer su trabajo. Tiempo que los espartanos les daban, ellos sólo tenían que mantener al ejército ateniense en Maratón, dejar actuar a sus agentes en Atenas, preparar una fuerza anfibia por si hacía falta meter presión y la ciudad se rendiría sin luchar. En vista de que el ejército estaba encerrado por unos 11000 hoplitas, decidió que la caballería sería embarcada en la flota en el momento oportuno y enviada para un desembarco anfibio en Falero. Con este desembarco, el ejército griego retenido a más de 40 kilómetros y la acción de la inteligencia persa, Atenas estaba perdida.
Milcíades debió de comprender rápidamente el plan persa, si la flota se movía, tendría dos opciones, retirarse a toda prisa a Atenas para guarnecer la ciudad, con el peligro que eso conlleva para una infantería pesada en retirada acosada por los hostigadores persas. La otra opción era atacar y vencer a más de 20000 hombres y volver a toda prisa a Atenas para defender las murallas, opción descartada por Datis seguramente. Era crucial para Milcíades saber cuando se embarcarían las tropas persas en los barcos y sus años de guerra en la jonia sería crucial ahora pues podría captar informadores entre el contingente jonio reclutado por los persas como efectivamente hizo.
Así pues todo quedaba reducido a la voluntad espartana. Estos nunca participarían en la batalla, pues su partida supondría el inicio de la maniobra persa y la contra maniobra ateniense, Esparta no llegaría nunca a Maratón y Milcíades era consciente de ello. Temístocles debió de tomar buena nota de la estrategia persa y como veremos, esta batalla decidió la estrategia griega para la próxima guerra.
Tras cuatro días de cerco, al caer la noche los agentes jonios de Milcíades informaron de que la caballería persa se estaba embarcando y que para cubrir la maniobra se estaba formando el ejército persa para la batalla, evidentemente, el ajetreo de estas maniobras y miles de antorchas en la lejanía confirmaban la noticia, al amanecer atacarían a los persas.
¿Qué había desencadenado la acción persa?, estaría en marcha el ejército de Esparta o quizá, los traidores de Atenas habían prometido rendir la ciudad, poco importaba el desencadenarte, la hora había llegado
Datis había luchado muchas veces contra ejércitos hoplitas en la jonia y conocía sus puntos débiles, era consciente que su ejército, sin infantería pesada, escasamente protegidos con escudos de mimbre en un combate cuerpo a cuerpo con los hombres de bronce lo tendría muy difícil, pero eran poco más del doble y sobre todo tenían miles de arqueros, hostigadores con ondas y jabalina y algo de caballería que no había embarcado, los escasos kilómetros que separaban ambas formaciones debían convertirse en una lluvia letal con un solo fin, que un solo hoplita de los 11000 que había en el campo huyese presa del pánico y con ello deshiciera su frente y por ahí lanzar una maniobra envolvente y acribillar a los griegos por todas direcciones.
Calímaco cedió el mando a Milcíades y ocupó su puesto en el ala derecha, lugar tradicional del polemarca en la batalla. Milcíades al igual que Datis, también conocía los puntos fuertes y débiles del enemigo, sabía perfectamente como actuaría el enemigo, pero tenía un punto a favor, el campo de batalla era finito, tenían al oeste y al norte el monte Pentélico, al este el mar y al sur la línea de la falange, solo tenía que salvar unos kilómetros para entrar en el cuerpo a cuerpo donde sabio tendría ventaja, en la jonia, las grandes llanuras hacia que las maniobras persas impidieran el cuerpo a cuerpo hasta que un frente griego se disgregara y por ahí envolvían al ejército enemigo, aquí no había grandes llanuras sin obstáculo alguno. Leónidas debió tomar buena nota de esto para el futuro.
La cuestión era que la falange hoplita solía forman son 8 líneas de fondo, y con esa disposición y con la mitad de tropas que los persas presentarían menos frente al enemigo y podrían ser envueltos rápidamente por los hostigadores persas. La guerra hoplita hasta ahora era muy simple, dos ciudades tenían una disputa, quedaban con sus ejercito en un llano, los formaban en falange uno frente al otro con 8 líneas de fondo y avanzaba unos contra otros empujándose con los escudos y rompiendo sus lanzas contra las armaduras de bronce del enemigo, el primero que rompiera la formación habría perdido. Eso si el polemarca se colocaba siempre a la derecha con las mejores tropas y si mataban a este casi seguro se rompería la línea enemiga y ganarían la batalla…
Milcíades, para no ser flanqueado por los persas a derecha e izquierda decidió no formar el centro con 8 filas de profundidad sino que lo alargo reduciendo filas y haciéndolas mas largas, frente a un ejército hoplita el centro habría caído en el acto pero con el persa si se llegaba al cuerpo a cuerpo quizá resistiera lo suficiente como para permitir que los flacos griegos, con 8 filas de profundidad, triturasen a los flacos persas y luego envolvieran al centro persa.
Milcíades, leyendo perfectamente la situación política de Atenas, coloco en el centro a dos figuras muy populares entre los atenienses y que serian los protagonistas de la vida política de la ciudad en la próxima década, a Temístocles y Arístides. Los plateos ocuparon el ala izquierda de la formación.
Los cuerpos estaban compuestos por ciudadanos de la misma tribu que luchaban junto a sus conocidos, sus hermanos, sus vecinos, sus amigos, sus amantes, si flaqueaba su ánimo sabio que todo su entorno lo vería, además eran conscientes de que si perdían Atenas desaparecería, sus mujeres, novias, hermanas, todos los seres queridos serian, violados, asesinados o convertidos en esclavos, como le sucedió a Mileto, como le sucedió a Eretria o como les sucedería a ellos si perdían.
Los planes de Milcíades salieron a la perfección, los hoplitas aguantaron la lluvia de dardos y flechas de los persas que no pudieron maniobrar para mantener la distancia debido a la configuración del terreno. Llegaron al cuerpo a cuerpo y el centro griego aguanto la envestida persa mientras los flancos griegos masacraban a sus enemigos, en un choque de dos ejércitos hoplitas con sus soldados cubiertos de bronce lo normal es que las lanzas de 2 metros y medio se rompiesen en la envestida, luego a empujar al enemigo con el escudo y si le pillas un hueco en la armadura le da con la espada corta mientras tus líneas traseras le empujaba hacia delante y golpean al enemigo con sus lanzas, que también se rompen. Pero los lanceros persas usan lanzas cortas y sus protecciones se reducen a escudos y petos de mimbre, las lanzas griegas no se rompen con la primera envestida, ni con la segunda, un hoplita puede matar a 5 ó 6 persas antes de que se lanza se parta.
Los flancos persas ante la masacre cedieron y comenzó la huida, los flacos Griegos cayeron sobre el centro persa,
En el centro la cosa no era igual, las mejores tropas persas estaban allí, los propios persas con mejor armadura y los terribles Sacios con sus hachas, allí el impacto de la falange fue menor debido a la debilidad de esta línea y pronto comenzaron a retroceder, pero el centro persa se vio atacado por los flancos griegos y también huyo al refugio de la flota, una vez presentada batalla, esta fue muy rápida, menos de una hora y la masacre sobre los persas fue total ya que se atropellaron los unos a los otros durante la huida.
Se tomó el campamento persa y la lucha continua en la playa, allí murió Calímaco y se consiguieron destruir 7 naves, pero la guerra no había terminado, la flota persa con la caballería ya embarcada tomaba rumbo sur y no este, se dirigía hacia Atenas para colmo se vieron señales desde el monte Pentélico hacia la flota persa, ahora sabía la causa del embarque de caballería, una traición. Si la flota persa llegaba a Falero y desembarcaba su ejército podrían decir que habían derrotado al ejército ateniense y eso pudría inducir a la ciudad a abrir sus puertas alentados por los filos persas y sus colaboradores. La victoria no serviría de nada si perdían la ciudad, Milcíades, ahora formalmente jefe del ejército al caer el arconte polemarca en la batalla, dejo a Arístides, a cargo del campamento y recorrió los 44 kilómetros que separan Maratón de Atenas con todo el ejército
Dispuesto a plantar cara de nuevo a los persas en Falero. Los atenienses debieron de temblar al ver aparecer la flota persa en su ciudad, sus peores pesadillas se estaban haciendo realidad, poco después, mientras seguro esperaban a algún representante persa para rendir la ciudad vieron aparecer un ejército por el este, el persa sin duda que venía sitiar la ciudad, pero no, no eran los persas, eran su ejército cantando victoria, Nike.
192 griegos murieron y 6400 persas yacían en Maratón. Hipias murió del disgusto durante el viaje de regreso a Asia, los espartanos llegaron 3 días después de la batalla y seguro mostraron mucho interés por el quipo militar que portaban los muertos persas y los relatos de la batalla que hicieron los atenienses, considero que aquí debió de ratificarse la alianza entre Esparta y Atenas, los modelos de ataque persa ya se había desvelado con la expedición de Mardonio y la de Datis, se debió esbozar un plan para el futuro, prueba de ello sería la insistencia de Temístocles en crear una flota poderosa en los años siguientes, los persas volverían, eso seguro, pero Dario tenía otros asuntos más importantes que tratar como sofocar una rebelión en Babilonia, Dario no volvería a mandar un ejército a Grecia pues murió, sería su hijo Jerjes quien retomaría el proyecto para desgracia de los griegos
En 489, un año después de la victoria de Maratón, Milcíades consiguió el mando de una expedición contra la isla de Paros, llegó a la isla y sitio la capital Paros durante 27 días, allí recibió una herida en la pierna y esta se gangrenó, además ante la creencia de la inminente llegada de la flota persa, rumor promovido seguramente por espías persas, un Milcíades enfermo y temeroso de caer en manos del gran rey levantó el sitio y volvió a Atenas, aquella era la oportunidad que los enemigos de Milcíades estaban esperando y no tardaron en acusarlo de traición y de ser sobornado por los persas para abandonar el sitio de Paros. El proceso fue llevado a cabo por Jantipo, casado con una Alcmeónida e instrumento de estos para tal fin, estos debieron de contar con la colaboración de Temístocles, Arístides y por supuesto de los agentes persas que así tomaban cumplida venganza, este Jantipo será el vencedor de la batalla de Micala contra los persas y padre de Pericles. Milcíades enfermo de gangrena tuvo que ceder su defensa a unos amigos
Milcíades fue encontrado culpable de los delitos que se le imputaban, pero por los servicios prestados a Atenas, La victoria de Maratón, la toma de la Isla de Lemnos e Imbros para Atenas, mantener el comercio ateniense abierto con su señorío del Quersoneso, se le conmuto la pena de muerte por una fuerte multa a la que no pudo hacer frente por lo que fue encarcelado y poco después murió de gangrena en prisión.
Así paga la democracia a sus ciudadanos más notables
Disfruté mucho de esta lectura…
Muchas gracias, que excelente relato… Debo admitir que no conocía nada de Milcíades, y lo que empezó como una lectura «superficial» para conocer un poco sobre este personaje, se transformó en un agradable momento de aprendizaje que me obligó a leer con mucha atención cada fragmento del texto.