
Todos sabemos que Aníbal empleó elefantes contra los romanos, pero los romanos ya se enfrentaron con otro invasor que empleó ese arma y como con Aníbal, al final también vencieron.
En el año 282 a. C. los griegos Tarento pidieron ayuda a Pirro, rey del reino griego del Epiro, para que les ayudaran contra la amenaza de los romanos, que se expandían ya hacía la Magma Grecia.
Pirro, tras el fracaso de sus operaciones en Macedonia, acudió en ayuda de los tarentinos. Pirro estaba obsesionado con la figura de Alejandro Magno y quería emularlo creando un imperio ahora en occidente.
Pirro desembarcó con un numeroso ejército y 20 elefantes en Italia, se puso al mando de un ejército combinado de epirotas y tarentinos y derrotó a los romanos en la batalla de Heraclea en 280 a. C.
La derrota romana hizo que los lucanos y las ciudades de la costa jónica se pusieran del lado de Pirro.
Pirro envió embajadores a Roma, las condiciones eran duras, Roma cedía las ciudades jónicas, Lucania, el Samnio, así como abandonar cualquier proyecto de expansión la Magma Grecia, Roma, a pesar de la derrota no aceptó.
Pirro volvió a derrotar a los romanos en Ausculum en 279 a.C. , pero esta vez los romanos tomaron medidas y para contrarrestar a los elefantes griegos usaron carros falcados, con cuchillas en sus ejes. Las bajas entre los griegos fueron tantas que no pudieron aprovechar la victoria, de ahí el nombre de victoria pírrica.
Dada la negativa romana a negociar y la falta de una victoria definitiva, Pirro aceptó las suplicas de los siracusanos y acudió en su ayuda contra los cartagineses.
En 278 a. C. llega a Sicilia y es acogido por los griegos como un liberador. Tras unas victorias contra los cartagineses conquistó parte de Sicilia. Pero la tenaz defensa púnica de Lilibeo y las cuantiosas bajas por parte griega del sitio hizo que su popularidad bajara y optó nuevamente por regresar a Italia.
En Italia le esperaban los romanos que lo derrotaron en dos batallas y le obligaron a regresar al Epiro tras cinco años de batallas sin fin.